EL VIAJE DEL MOSTRADOR A LA PANTALLA SIN PERDER LA ESENCIA
Al
pobre Paco lo traía yo por la calle de la amargura. Casi cincuenta años llevaba
vendiendo alcayatas en la ferretería que heredó de su padre. Descubrimos que
era un pozo de sabiduría en asuntos de la vida, pero sobre todo en temas de
bricolaje, y tenía consejos para todo. Poco a poco le fuimos convenciendo para
que no se quedara para él toda esa experiencia y lo “gritara a los cuatro
vientos” en redes sociales, para que mucha gente lo conociera y pudieran ir a
su negocio a preguntarle y realizar sus compras.
Hay
multitud de comerciantes que son grandes expertos, de hecho, casi todos. Pero
si no se lo dicen a nadie, nos perdemos esa sabiduría y que nos ayuden a tomar
buenas decisiones de compra.
Le
abrimos perfiles en redes sociales, programamos varias publicaciones de
presentación y le dejamos a él para que se estrenara.
A
los pocos días subió una foto de un cajón con muchos departamentos con tuercas
y tornillos, y un breve texto que decía: “Hoy ofertas especiales en
tornillería”.
Reconozco
que llegué a apreciar mucho a aquel hombre y leer aquello me produjo una
sensación agridulce que pronto se tradujo en ternura. Me fui a verlo…
La
brecha entre el nivel de utilización de las tecnologías digitales por parte de
los clientes y el nivel de digitalización de los pequeños negocios se va
estrechando. Aunque aún quedan comercios con ciertas reticencias a
digitalizarse de verdad, muchas veces por ver demasiado complicado adentrarse
en ese mundo. Pero ese mundo es nuestro mundo, el de sus compradores.
Cuando
nos encontramos con estos casos solo hay que poner como ejemplo pequeños
negocios que hicieron algo en el mundo digital cuyo resultado fue todo un
éxito. Aunque después hay que explicar que lo que realmente funciona en estos
casos es la constancia y la originalidad.
En
los últimos años, los pequeños comercios de barrio han vivido una auténtica
revolución silenciosa. Lo que antes se limitaba a la conversación de mostrador,
ahora también sucede a través de una pantalla. Sin embargo, lejos de diluir su
identidad con mensajes demasiado típicos y estandarizados, muchos negocios
locales han logrado usar la digitalización como un puente que conecta tradición
y modernidad, sin perder el calor humano que siempre les ha caracterizado.
Que
el comercio digitalice no quiere decir que tenga que hacer lo que hace todo el
mundo. La cosa no va de repetir un procedimiento copiando de grandes empresas
para tener presencia online como algo mecánico que funciona.
Al
contrario. En el momento en que un comercio quiera imitar lo que hacen las
grandes cadenas o marcas en el mundo digital caerá en la mediocridad y sus
mensajes estandarizados se perderán dentro de un mar de mensajes pagados con
grandes cantidades de dinero, dejando oculta la valiosa esencia que aun hoy
hace que los clientes los elijan en el mundo real y físico.
En
un estudio realizado por esta consultora sobre una muestra a nivel nacional, realizado
apenas hace un año, las conclusiones sobre lo que los clientes le piden al
comercio local refiriéndonos al entorno digital, son las siguientes:
Tener
más presencia en la red y utilizar redes sociales lo pidieron un 45,1% de los
encuestados. Esta demanda es lógica ya que hasta hace poco era más bien pequeño
el número de comercios que utilizaban estas herramientas y aun hoy hay muchos
establecimientos que no las utilizan.
Cerca
de un 15% pedía poder realizar compras online en el comercio local. El cliente
ha perdido ya el miedo a comprar online y lo realiza de manera habitual. En
entrevistas en profundidad realizadas a clientes del comercio local, muchas
personas demandaban poder adquirir productos de proximidad por la red, ya que
el estilo de vida actual va reduciendo el tiempo disponible para hacer compras
físicamente y, dato curioso, muchos de ellos decían sentir pequeños
“remordimientos” si terminaban comprando artículos a grandes plataformas de
venta online en vez de a un comerciante de su entorno.
Y
dentro de los porcentajes de respuesta obtenidos queremos llama la atención que
un 11,36% de los clientes demandan una mayor calidad de las publicaciones que
son realizados por pequeños comercios.
Una
petición que cada vez expresan más clientes que, siendo usuarios habituales de
redes sociales, comparan estas publicaciones con otras mucho más elaboradas que
nos asaltan desde las pantallas intentando atraer nuestra atención.
Los
demás porcentajes que arroja la encuesta son minoritarios y entre ellos destaca
un 6,2% de encuestados que pedían tener comunicación directa con los comercios y
poder realizar pedidos por aplicaciones de mensajería.
Pero
respecto a que las publicaciones tengan una mayor calidad hemos de decir que nadie
nace enseñado, y si vemos el histórico de publicaciones de negocios de éxito en
las redes, en todos apreciamos su evolución con el paso del tiempo.
La
disyuntiva en muchos casos es contratar a alguien que sea experto en redes
sociales, pero no en mi negocio concreto, o hacerlo yo que se bien de lo que
hablo, pero no sé a qué hora es mejor publicar o cómo diseñar imágenes o videos
de calidad.
Si
se trata de conservar la esencia, nuestra opinión es clara. Ayúdate en un
primero momento de alguien que sepa, pero mientras, aprende tú.
La
clave del éxito está en aprender a usar la tecnología sin deshumanizar por ello
la experiencia. Si eres uno más enviando mensajes estándar los resultados serán
muy escasos. El éxito viene dado por seguir manteniendo viva la conversación
con el cliente, con el mismo tono y calor que lo harías en tu tienda.
Las
razones por las que un cliente es fiel a un comercio de barrio han de seguir
estando vigentes en el trato y la comunicación online. Un post con humor, una
confidencia, contar a tus clientes una anécdota graciosa, dar un consejo sobre
cómo utilizar algo, un mensaje de WhatsApp felicitando las fiestas o el
cumpleaños sin más pretensión, marcarán la diferencia.
Pensemos
que el comercio de la esquina no es solo un punto de venta, sino un lugar de
confianza donde de verdad se genera la comunidad que formamos todos, un lugar
donde hay recuerdos y memoria. Digitalizar no es perder todo eso, sino hacerlo
perdurar de nuevas formas.
…
Le dije a Paco que “su barrio”, “su gente”, está ahora también en la internet, y
que dijera allí las mismas cosas que dice a sus clientes cuando vienen a verle,
con las mismas palabras, con la misma intención, con la misma esencia. El
hombre asentía sonriendo.
En el siguiente post de Paco que leí, contaba cómo siendo apenas un pingajo muy pequeño, le gustaba ver a su padre, don Damián, envolver con cariño cada producto, mientras daba consejos a Felipa y a Don Arturo sobre cómo pegar con celo a la pared un sobrecito, para que el polvillo que salía al taladrar no cayera al suelo.
Contaba
que observaba a las personas cómo miraban a su padre con admiración y le sonreían.
Y que, al despedirse amablemente, él les dijera que deseaba que cuando se volvieran
a ver, la madre de Felipa se hubiera recuperado de su constipado. Luego ya en
casa, su padre le contaba a su madre con pesar, que ojalá la madre de Felipa se recuperara
pronto. Que se había quedado preocupado porque era ya muy mayor.
Paco
decía que no imaginaba dedicarse a nada mejor que hablar cada día con sus
vecinos y servirles de ayuda cuando necesitaban un consejo.
Paco
es un cabrito. Paco me ha sacado sonrisas y casi alguna lagrimilla.
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